Comparto este
breve cuento, ideal en esta época
navideña, próximos al comienzo de
una nueva era y en nombre de la esperanza.
Con este relato participé en 2010 en un concurso de
CancunReservas cuya consigna era utilizar
las palabras Cancún y Navidad en algún punto de la historia,
podíamos imaginar escenarios y crear personajes de ficción y me inspiré en el Musa, Museo subacuático de Arte donde
el arte y la conservación de los arrecifes naturales, se conjuntan con la
promoción de Cancún y un humilde
homenaje a Jason deCaires Taylor
artista increíble al que admiro.
“Ya que todos
fuimos originados del mar, creo que los humanos tenemos un deseo intrínseco,
una fascinación por regresar” "Puedes usar la escultura para transmitir
esperanza, para inspirar a la gente a considerar sus interacciones con el mundo
natural y entonces construir un futuro sustentable". Jason deCaires Taylor Director Artístico de MUSA
Aquí el cuento:
Un día de
noviembre habían quedado inmersos en ese nuevo hábitat y experimentaban una
evolución silenciosa bajo el increíble azul turquesa del mar Caribe en Cancún, donde los sueños se tiñen de esperanza.
Sabían que esta
vez sería una Navidad diferente,
festejar junto a nuevos compañeros de viaje era un gran desafío, todos habían llegado hasta
allí y cobrado vida de la mano de un ser lleno de luz, Jason de Caires Taylor, quien a través de sus manos les había
entregado el corazón.
Les llevó unos
días adaptarse, no estaban acostumbrados a la profundidad del mar y mucho menos
a estar solo con ellos mismos y bucear dentro de su alma.
Silencio y paz
interior les contagiaban los peces que se acercaban a visitarlos y se quedaban
junto a ellos.
Una estrella de
mar de la familia de la estrella de Belén les anunció que se aproximaba la Nochebuena y que debían celebrarla en comunidad.
El hombre en llamas era un pescador local y conocía
todos los secretos del mar, fue quien eligió el mejor lugar donde instalar la
mesa para dicha celebración, la
jardinera con su regadera sirvió en cada copa la esperanza, por cierto este era un gran festejo.
De pronto y detrás
de un archivo subacuático al llegar la medianoche afloró Santa Claus personificado nada más y nada menos que por el coleccionista de sueños quien intentó
cumplir aquella noche los deseos de las más de 400 esculturas que cobraban vida
bajo el mar.
La Hermana Rosario con sus casi 85 años y una vida
dedicada a Dios, tuvo a su cargo las palabras principales de esta celebración…
-Niño Jesús, tú que llegaste al mundo para salvar, te pido tiempos de paz, que
brote de nuestro interior la sencillez, la dulzura, la humildad y por supuesto
desde aquí deseamos amor y esperanza para toda la humanidad.
El espíritu de la Navidad los había unido,
ya no eran unos extraños, celebraron la vida, el poder de la naturaleza,
bailaron y festejaron hasta el amanecer, fue el mejor festejo de Navidad que
habían experimentado, eran diferentes, cada uno tenía un oficio o profesión
distinta, provenían de diversos lugares pero habían sido elegidos para
representar a la humanidad y
comprendían que de esta unidad lograrían que una y otra vez naciera la esperanza.
El agua les había
purificado el corazón y desde el fondo del mar irradiaban energía, esa de la
que necesitamos los que estamos aquí en la superficie terrestre, la que nos da
brillo y aclara la mirada, porque nos hace ver con los ojos del corazón, nos
permite respetar y ayudarnos unos a otros.
Aseguran
buceadores de la zona que durante todo el 25
de diciembre al sumergirse en el mar, se escuchaba a lo lejos el eco de una
Feliz Navidad.
Daniela Sáez @exploradorturis
Dic 2010.
Aqui imágenes de lo que es el MUSA
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