Imperdible, para vivir la tradición.
Con sus lugares significativos, sus aires de
pueblo, calles adoquinadas, farolitos y casonas coloniales, San Antonio de Areco me enamoró desde
el primer momento.
Lo visité hace muchos años por primera vez,
allá por el año 1989, tiempos de
juventud y facultad, cuando mis sueños turísticos buscaban impregnarse de
nuestras raíces, de lo auténtico, de lo mágico que tiene el campo, cuando necesitaba
desprenderme de lo urbano y adentrarme en lo rural.
Lo descubrimos en grupo, junto a mis queridos
amigos de facultad Carolina Cutrupi,
Guillermo Rebotaro, Verónica Dominguez, Gabriel Acuña, Gabriela Dominelli,
nos había tocado guiarlo para aprobar prácticos de guía en segundo año de la
carrera y así comenzamos a visitarlo frecuentemente, para tomar contacto con su
esencia, para ubicar los lugares, no eran tiempos de Internet y eso fue una de
las mejores cosas que nos paso, no quedaba otra que llegar hasta el lugar y
recorrerlo, hacerlo nuestro, grabarlo en el corazón.
Y así quedó como nuestro lugar de referencia,
como nuestro lugar preferido a la hora
de los recuerdos cada vez que afloran las anécdotas de los tiempos de facultad,
y siempre vuelvo a él, hay lugres que uno hace suyos y esto me pasa con San Antonio de Areco.
No lo visitaba desde Agosto del 2009, y extrañaba recorrerlo, la excusa perfecta fue el fin de semana largo de mayo, eso nos decidió y allá fuimos para obtener la visión 2014 de mi querido Areco.
San Antonio de Areco es un lugar donde mis ojos disfrutan, donde el aire
de campo y el espíritu gauchesco esta constantemente presente, donde la payada
y el último mate en el estribo son escenas que vienen a mi memoria al caminar
por su Parque Criollo.
Donde la siesta se duerme y la plaza principal reúne
a los parroquianos, y los bancos de plaza son testigos de innumerables charlas
mate en mano.
Las esquinas albergan bares
históricos, que han mutado de antiguos boliches, que aún conservan todo el
encanto y la magia en su interior, a este presente donde se abren al exterior
alojando mesitas en sus veredas.
Decir San
Antonio de Areco, es sinónimo de Ricardo
Güiraldes y de su maravilloso Don
Segundo Sombra, es en la imprenta de Don
Francisco Colombo, en San Antonio de Areco, donde queda impreso en 1926 "Don Segundo Sombra"
para luego recibir el Primer Premio Nacional de Literatura.
Se me hacen inolvidables las charlas con Antonio Gasparini en su Atelier y su imagen a la entrada de su museo
cada vez que llegábamos al pueblo con mis amigos y allí estaba él paradito en
la puerta invitándonos a pasar, dándonos la bienvenida y dispuesto a contarnos
de su vida y regalarnos lo que dibujaba mientras charlaba, con su manera de pintar particular, pastel óleo y carbonilla para darle vida al gaucho, el campo y la pampa.
Plateros, artistas, literatura gauchesca, la asociación
inmediata de Don Segundo Sombra y el Pago de Areco, carruajes, herreros, cueros
y cerámica, tejidos, productos de
elaboración artesanal, quesos, pan, galleta, asado, empanadas, música
folklórica, fogón y guitarreada, aperos y ponchos, posta y antiguo camino real,
bailes tradicionales, caballos y palenques, pulperías, copa mulera, Puente
Viejo y el río, aromas de campo, de
tradición y maravillosa gente, esto es lo que San Antonio de Areco a grabado en
mi.
A tan sólo 113 kilómetros de la
Ciudad de Buenos Aires por de la Ruta Nacional N° 8, a 2 Km . del cruce con las Ruta
Provincial N° 41.
Se los muestro ahora en algunas fotos, pero los invito a que lo visiten y lo caminen, estoy segura que les encantará.
Iglesia San Antonio de Padua
Frente a la Plaza Ruiz de Arellano se encuentra
la Iglesia Parroquial. El primer oratorio fue fundado por Don José Ruiz de
Arellano en el casco de su estancia. Posteriormente entre 1720 y 1728 se
construyó la primera capilla en el mismo lugar que se encuentra la iglesia actual. Luego el
23 de octubre de 1730 la capilla pasó a ser parroquia. Por tal motivo esta
fecha es tomada como el día de la fundación del pueblo.
Plaza Ruiz de Arellano
En 1750 Ruiz de Arellano, fundador del pueblo,
cedió parte de sus tierras, se realizó el trazado urbano en
forma de damero. En una de las manzanas se alzó la plaza pública.
En torno a la Plaza principal Luis de Arellano
Municipalidad
Boliches, Bares históricos
Casonas que encontramos al caminar por sus calles, una más linda que la otra.
Chocolates La Olla de cobre
Puente Viejo
Primero se le llamó "El Puente de los
Martínez", para después tomar el nombre con que llega a la actualidad: El
Puente Viejo, fue construido en 1857. Es uno de los
primeros puentes del país en los que se cobro derecho de peaje.
El puente está mencionado en el primer párrafo
de "Don Segundo Sombra", la obra máxima de Ricardo Güiraldes. Él lo
describe poéticamente: "En las afueras del pueblo, a unas diez cuadras de
la plaza céntrica, el puente viejo tiende su arco sobre el río, uniendo las
quintas al campo tranquilo".
En el año 1999, la
Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos de la
Secretaría de Cultura de la Nación declaró al Puente Viejo como Monumento
Histórico Nacional.
El antiguo Camino Real que unía Buenos Aires con el norte de Argentina, y desde aquí al Alto Perú
El Día de la Tradición, el 10 de noviembre, es el máximo exponente de los eventos criollos en San Antonio de Areco, Provincia de Buenos Aires.
Se realizan domas, jineteadas, exposiciones,
bailecitos y el tradicional desfile a caballo de paisanos arequeros y de
localidades vecinas. Casi todo se realiza en las instalaciones del Parque Criollo.
Las instalaciones se levantan en un predio de
casi 90 has en las afueras del pueblo pasando el Puente Viejo. Allí se encuentra
La Pulpería "La Blanqueada".
La Blanqueada es el local de una auténtica
pulpería restaurada de más de 150 años de vida.
En el año 1999, la Comisión Nacional de Museos
y de Monumentos y Lugares Históricos de la Secretaría de Cultura de la Nación
declaró a la Pulpería "La Blanqueada" como Monumento Histórico
Nacional junto a: El Parque Criollo Ricardo Güiraldes y Museo Gauchesco de la
Provincia de Buenos Aires,
Construida en ladrillos de media cal asentados
con barro, zócalo, pilastras y cornisas salientes en ladrillos, característica
del estilo de la época. La fachada noroeste ofrece una recova formada por un
arco de medio punto, desde donde el forastero era atendido a través de una reja
sobre el mostrador.
Al interior del local, al que se accede por
la puerta lateral, era reservado para los parroquianos conocidos del pulpero.
Allí se les servía y se les daba lugares para jugar a los naipes y conversar.
El Parque Criollo con el Museo en su interior se inaugura el 16 de Octubre de 1938.
Sala de sogas
Rodeada por un foso de agua, el
cual se cruza por un puente levadizo, se presenta como una fortaleza la Casa
del Museo. La casona reproduce una hacienda del siglo XVIII,
con su corredor hospitalario, las dos salientes laterales del edificio, los
techos de tejas coloniales, sus blancos muros y sus rejas bajas.
Dentro del museo
En la ermita, pequeño santuario donde se venera una imagen del santo patrono del pueblo que data del siglo XVII, que perteneció a la Flia Ruiz de Arellano fundadores de estos Pagos, junto a San Antonio se encuentraban las imágenes de las vírgenes del Carmen y de La Merced
Hermoso paseo por San Antonio de Areco plenamente disfrutado con la seguridad de que muy pronto volveré, aún quedan muchos rincones sin recorrer!
Daniela Sáez
@exploradorturis
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