martes, 11 de diciembre de 2012

Navidad en Cancun


Comparto este breve cuento, ideal en esta época navideña,  próximos al comienzo de una nueva era y en nombre de la esperanza.

Con este  relato participé en 2010 en un concurso de CancunReservas cuya consigna era  utilizar las palabras Cancún y Navidad en algún punto de la historia, podíamos imaginar escenarios y crear personajes de ficción y me inspiré en el Musa, Museo subacuático de Arte  donde el arte y la conservación de los arrecifes naturales, se conjuntan con la promoción de Cancún y un humilde homenaje a Jason deCaires Taylor artista increíble al que admiro.

“Ya que todos fuimos originados del mar, creo que los humanos tenemos un deseo intrínseco, una fascinación por regresar” "Puedes usar la escultura para transmitir esperanza, para inspirar a la gente a considerar sus interacciones con el mundo natural y entonces construir un futuro sustentable". Jason deCaires Taylor Director Artístico de MUSA

Aquí el cuento:

Un día de noviembre habían quedado inmersos en ese nuevo hábitat y experimentaban una evolución silenciosa bajo el increíble azul turquesa del mar Caribe en Cancún, donde los sueños se tiñen de esperanza.
Sabían que esta vez sería una Navidad diferente, festejar junto a nuevos compañeros de viaje era  un gran desafío, todos habían llegado hasta allí y cobrado vida de la mano de un ser lleno de luz, Jason de Caires Taylor, quien a través de sus manos les había entregado el corazón.
Les llevó unos días adaptarse, no estaban acostumbrados a la profundidad del mar y mucho menos a estar solo con ellos mismos y bucear dentro de su alma.
Silencio y paz interior les contagiaban los peces que se acercaban a visitarlos y se quedaban junto a ellos.
Una estrella de mar de la familia de la estrella de Belén les anunció que se aproximaba la Nochebuena y que debían celebrarla en comunidad.
El hombre en llamas era un pescador local y conocía todos los secretos del mar, fue quien eligió el mejor lugar donde instalar la mesa para dicha celebración, la jardinera con su regadera sirvió en cada copa la esperanza, por cierto este era un gran festejo.
De pronto y detrás de un archivo subacuático al llegar la medianoche afloró Santa Claus personificado nada más y nada menos que por el coleccionista de sueños quien intentó cumplir aquella noche los deseos de las más de 400 esculturas que cobraban vida bajo el mar.
La Hermana Rosario con sus casi 85 años y una vida dedicada a Dios, tuvo a su cargo las palabras principales de esta celebración… -Niño Jesús, tú que llegaste al mundo para salvar, te pido tiempos de paz, que brote de nuestro interior la sencillez, la dulzura, la humildad y por supuesto desde aquí deseamos amor y esperanza para toda la humanidad.
El espíritu de la Navidad los había unido, ya no eran unos extraños, celebraron la vida, el poder de la naturaleza, bailaron y festejaron hasta el amanecer, fue el mejor festejo de Navidad que habían experimentado, eran diferentes, cada uno tenía un oficio o profesión distinta, provenían de diversos lugares pero habían sido elegidos para representar a la humanidad y comprendían que de esta unidad lograrían que una y otra vez naciera la esperanza.
El agua les había purificado el corazón y desde el fondo del mar irradiaban energía, esa de la que necesitamos los que estamos aquí en la superficie terrestre, la que nos da brillo y aclara la mirada, porque nos hace ver con los ojos del corazón, nos permite respetar y ayudarnos unos a otros.
Aseguran buceadores de la zona que durante todo el 25 de diciembre al sumergirse en el mar, se escuchaba a lo lejos el eco de una Feliz Navidad.
Daniela Sáez @exploradorturis
Dic 2010.

Aqui imágenes de lo que es el MUSA

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