“Entre el ruido, Alguien te escucha”
Insertos en el medio de la ciudad de Buenos Aires, una iglesia rodeada de un
clima ruidoso y agitado en la intersección de las calles San Martín y Viamonte, sin embargo se transforma en un oasis
de paz en medio del caos del Microcentro
porteño.
Si viajamos en el tiempo nos encontramos con
que Santa Catalina de Siena fue el
primer monasterio para mujeres de la
ciudad de Buenos Aires. El edificio es uno de los mejores exponentes de la
arquitectura de la época colonial
que subsisten en Buenos Aires y, tanto la iglesia como el monasterio, han sido
declarados Monumento Histórico Nacional.
Estuvo habitado por las Monjas de la Segunda Orden Dominicana hasta 1974, cuando la
congregación decidió mudarse a San Justo y donó los edificios al Arzobispado de
Buenos Aires. Desde 2001, funciona como Centro de Atención Espiritual con la
misión de atender las necesidades espirituales de las personas que trabajan en
el Microcentro porteño.
El frente original del templo presentaba
características típicas del estilo de Bianchi: composición dividida en dos
niveles, orden monumental, un ancho basamento, vanos superpuestos enmarcados
por cuatro pilastras, todo coronado por un frontón partido. Posteriores
reformas modificaron el aspecto de la fachada y el interior del templo.
El retablo mayor, 1776, es de madera
tallada, dorada y policromada, con una altura máxima de 12 mts. y un ancho de
8,45 mts. Su autor fue don Isidro Lorea,
tallista español, responsable también de los altares mayores de la Catedral y
de San Ignacio. Su estilo es una síntesis del barroco, el rococó y el neoclásico.
En 1910 se modificó el interior del templo, se
agregaron ocho vitraux y se ubicó la imagen de Santa Catalina de Siena en la fachada. Luego en 1964, la orden
dominicana emprendió la restauración procurando devolverle la apariencia del
siglo XVIII.
La iglesia fue declarada Monumento Histórico
Nacional en 1942.
El monasterio
El edificio fue construido
íntegramente de ladrillo y cal. Está compuesto por dos plantas dominadas por
dos imponentes claustros, uno alto y otro bajo, con el correspondiente número
de celdas para albergar cuarenta monjas conventuales. La circulación se
desarrolla en torno a un patio central.
La planta baja está formada por
varias celdas y corredores con techos abovedados. En la planta alta, además de
las celdas, se encuentra una pequeña habitación de planta cuadrada, cubierta
con una cúpula con linterna, que se comunica visualmente con el presbiterio de
la iglesia. Según algunos historiadores, era conocida como la capilla del
noviciado.
Originalmente, el ingreso al
monasterio estaba ubicado sobre la actual calle San Martín. En el año 1875 se
clausuró esa puerta y se edificó la portería en la calle Viamonte, acercándola
más a la sacristía para mayor comodidad de la Comunidad y los capellanes.
El monasterio fue declarado
Monumento Histórico Nacional en 1975.
Santa Catalina se encuentra ligada a importantes acontecimientos de
la historia argentina.
En 1755 las Monjas Catalinas bordaron el Real Estandarte de la Villa de
Luján, a pedido del protector del monasterio, don Juan de Lezica y Torrezuri,
gran benefactor de la Villa de Luján y por largos años su Alférez Real. Los
estandartes simbólicos representaban a la persona del Rey de España y de las
Indias, y la ceremonia de sacarlo a la calle durante actos de gran pompa,
constituía un homenaje que significaba sumisión y obediencia a la metrópoli.
Asimismo, junto con las Monjas Capuchinas confeccionaron 4.000 escapularios con la imagen de Nuestra
Señora de La Merced para los jefes y
soldados del ejército del Norte, liderado por el general Manuel Belgrano, en la época de la
Independencia.
El monasterio también adquirió
protagonismo durante la 2ª Invasión
Inglesa, cuando fue tomado como baluarte por las tropas inglesas, junto con
Santo Domingo, San Ignacio, La Merced,
San Pedro Telmo y el Retiro.
En la mañana del día 5 de julio
de 1807, cuando el ejército británico se dispuso a conquistar Buenos Aires, el
monasterio fue ocupado por tropas pertenecientes al 5º regimiento inglés. Los
atacantes penetraron por la pequeña puerta del comulgatorio que comunica con el
coro bajo y permanecieron en Santa Catalina hasta el día 7 del mismo mes.
Tras la rendición de los ingleses
el 7 de julio, Santa Catalina, como la mayoría de los conventos y varias casas
de familia, se convirtió en un hospital
improvisado para asistir a los heridos de ambos bandos.
Descubrí la historia de la Iglesia
y el Monasterio de Santa Catalina. Descubrí todos sus rincones y anécdotas.
Ubicación: San Martín 705 Capital
federal
Daniela Sáez
@exploradorturis
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